Letras Incaicas / 14 de octubre 2016

14 de octubre de 2016 | Auditorio David Viñas Inauguración de la exposición que conmemora los 400 años del fallecimiento del primer escritor indígena americano, el Inca Garcilaso de la Vega, y de Guaman Poma de Ayala, cronista peruano que recorrió el virreinato a principios del siglo XVII reconstruyendo la visión indígena del mundo andino. La exposición recuerda a dos mestizos que se reivindicaron como "indios": el Inca Garcilaso de la Vega y Guaman Poma de Ayala, quienes recogieron los restos de la memoria oral de sus pueblos, arrasados por el genocidio que supuso la conquista y colonización ibérica. Sus textos son un entramado de lenguas. Al quechua materno de Garcilaso se le suma su pasaje por la lengua toscana. Por su parte, Guaman Poma de Ayala ofrece una versión sincrética del texto bíblico, en la que el español convive con el quechua, el cañari, el aymara, y otras lenguas americanas. Letras incaicas ofrece entonces un recorrido por las transmutaciones que asumió la memoria indígena en una nueva configuración moldeada por dos de sus más conspicuos cultores. Letras incaicas intenta mostrar las dos formas de transmisión de las lenguas habladas en el incario. Si la llegada de Pizarro y sus huestes acabó con la posibilidad de desencriptar los archivos incas, hubo dos mestizos que se reclamaron a sí mismos “indios”, y que recogieron los restos de la memoria oral que aquellos sostenían. Así, compilando las voces de los quipucamayocs (los archivistas del Inca, especialistas en la escritura secreta de las quilcas, los nudos en cuerdas y los cálculos matemáticos realizados con la yupana), el Inca Garcilaso de la Vega y Guaman Poma de Ayala lograron reconstruir gran parte de la historia precolombina correspondiente a los Andes centrales y septentrionales. Pese a la evidente pérdida cultural, producto del genocidio que supuso la conquista y colonización ibérica, y asumiendo la nueva conformación cultural dominante, cifrada en la lengua española y la religión católica, hay una zona de continuidad entre el antiguo oficio del memorialista que detenta su código y las crónicas ofrecidas por estos dos estrictos contemporáneos de Cervantes y Shakespeare.